La sal de lágrimas de Antonio Martínez

Hace un par de semana Antonio Martínez me hizo llegar una novela que había escrito y que recientemente había sido publicada por HG editores. El título de la novela es La sal de las lágrimas y transcurre en el País Vasco. Se trata de su primera novela y he de decir, que aparte de haber disfrutado con su lectura, ha conseguido engancharme bastante y robarme un par de horas de sueño para leer un poquito más alguna que otra noche. Personalmente creo que Antonio ha entrado fuerte con su bautizo literario y espero que esta sea el comienzo de una nueva etapa creativa (ya ejercía previamente de domador de musas en el campo de la publicidad).

Como decía previamente la novela transcurre en el País Vasco y el contexto es el terrorismo. Pero tranquilos, no es una novela de tesis (de hecho el autor tiene el buen gusto de no mencionar el nombre de ningún partido político a lo largo de la narración) sino de acción. La trama y el desarrollo de la misma es lo que importa y pesa, y el ritmo es apasionante desde el minuto 0. El comienzo (que no pienso reventar a nadie) es trepidamente, y desde ahí hasta el final nos mantiene todo el rato en vilo. Pero si la política no es la protagonista de la obra, ¿de quiénes son los hombros donde se sustenta toda la trama?

De nuevo, para no adelantar nada del contenido, me limitaré a poner la reseña de la obra:

Begoña es una joven vasca que vive en Donostia, trabaja en un estudio de diseño y en su tiempo libre acude a una herriko taberna donde se reunen con sus compañeros de la kale borroka.

Ana nación en Tarragona, tiene 24 añios y cuando tenía 11 fue víctima de un atentado de ETA en el que murieron sus padres y su hermano pequeño, y ella resultó gravemente herida.

Nadie imagina que Begoña y Ana son la misma persona.

Me llama la atención lo poco que se ha tocado el tema del terrorismo en España desde un punto creativo. A la cabeza me vienen un par de películas y sinceramente no tengo en mente ninguna novela reseñable. Quizás tengamos todavía todo muy cerca (y abierto) el tema y haya que dejar transcurrir un poco de distancia. Pero que vaya entrando poco a poco en nuestra sala de estar parece algo necesario. En especial porque uno puede entender mejor la dificultades que tenemos (o hemos tenido en España) en este campo. Desde la competitividad de los diferentes cuerpos de seguridad del Estado hasta el apoyo social existente a la banda terrorista. Estos dos mundo, y los intermedios, aparecen reflejados en la novela.

La novela es hija de su tiempo y el personaje principal es femenino. En el pasado esta historia estaría llena de alcohol, humo y testoterona. El tabaco sólo aparece para, irónicamente, no aparecer. Alcohol sí que hay. Y la testoterona, pese a aparecer, está en segundo plano. Aquí no hay héroe, sino heroína. Con un misterio a sus espaldas y con un alto conocimiento informático (prueba de su buen gusto por la tecnología es que tiene un Mac en vez de un PC). En este aspecto Ana-Begoña es digna descendiente de Lisbeth Salander.

¿Devendrá esta obra también en una trilogía? Pues sinceramente no lo sé. Pero si no es asi esperamos al menos que Antonio Martínez nos regale otra novela y más pronto que tarde. Dicen que lo difícil no es escribir la primera, sino la segunda… ¡Ánimo!

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