Son muchos quienes a lo largo de la Historia se han preguntado qué es el flamenco. Este género, que tanto ha enamorado a todos aquellos que se han acercado a escucharlo, goza de una larga trayectoria de lo más interesante.
Puede parecer que la cuestión hacer de qué es sea fácil de contestar, pero lo cierto es que para la gran mayoría trasciende más allá del género musical. Para la Real Academia Española estamos hablando de “una manifestación cultural, o de su intérprete: de carácter popular andaluz, y vinculado a menudo con el pueblo gitano”.
Es una de las manifestaciones artísticas más ricas alrededor del mundo. Pero para llegar a este reconocimiento ha hecho falta la intervención de grandes profesionales y el hecho de recorrer distintas etapas para que el público haya podido observar en plenitud todo lo que engloba este género.
Cualquiera que haya estado en el sur habrá oído hablar de un tablao flamenco en Sevilla o los espectáculos en las cuevas del Sacromonte. Formas de expresión que se encuentran repletas de arte y tradición.
Las partes que lo componen
Cuando hablamos de flamenco nos referimos a un arte que tiene en sí dos variantes. Por un lado, encontramos la música: compuesta por cante y guitarra sobre todo, aunque también es común que aparezcan en escena un cajón o unas castañuelas. Las palmas pueden llegar a ser las grandes protagonistas, estando presentes en la mayoría de espectáculos.
A su vez, el baile será la otra parte importante. Es la parte más tangible y llena de expresión. El público puede verla y por tanto, sentirla. Cuando el baile flamenco comenzó a inundar lugares como los cafés, que posteriormente darían lugar a tablaos flamencos, el público quedó maravillado ante unos bailaores que se dejaban la piel encima del escenario. En esta etapa, el baile consiguió robarle protagonismo al cante.
Profesionales como el Tablao Los gallos hablan de la efusividad que emana el cuerpo cuando realiza los movimientos. Todas las partes se coordinan formando coreografías cargadas de belleza. El zapateado, el vuelo de los volantes o un remate son algunas de las acciones que suelen despertar la emoción entre los asistentes. Este tipo de lugares han hecho que el flamenco en Sevilla siga vivo como el primer día.
Este arte es muy rico a la vez lleno de complejidad. En su repertorio guarda más de medio centenar de palos flamencos. Cuando nos referimos a un palo, hablamos de estilos de cante. Este tipo de modalidades pasan a formar parte de un grupo debido a su procedencia, métrica o incluso si lleva o no a una guitarra en su desarrollo.
La forma en la que se dividen puede ser de lo más variada. Aquella más tradicional hace distinción entre los cantes básicos, los fandangos y aquellos derivados. Por último, cuenta los palos que se han visto influidos por rasgos propios de la región.
La estructura de cada uno de estos palos flamencos es diferente. Cada uno de ellos cuenta con una parte fija y otra variable. La primera hará que todos los que participan en el espectáculo puedan ir “a compás”. Mientras que la variable permite entrar a la improvisación dentro del propio espectáculo. Durante cada actuación en un espectáculo flamenco en Sevilla es de lo más habitual que los artistas dejen volar su arte haciendo de cada actuación una personal y única.
Será en esta parte donde resida gran encanto del género. Poder realizar una improvisación para dejar fluir toda la carga sentimental que conlleva el flamenco. Por lo general será este tipo de detalles los que enamoren al público, quien normalmente no acude pensando en ver tal derroche de arte.
Siendo mucho más estrictos podríamos decir que se pueden clasificar los distintos palos en dos grupos. Por un lado, el flamenco jondo, un estilo serio en el que se muestra la parte más profunda y llena de referencias de origen dramático. Suele hablar de amor, pena, muerte o desengaño. Aquellos que no tengan grandes conocimientos en el flamenco quizá encuentran mucha dificultad a la hora de entender el estilo. Algunos de los palos que lo integran son el martinete, minera, soleá o farruca.
Por otro lado tenemos el flamenco festero. En él aparecen los palos más alegres de este arte. También son los más conocidos, ya que suelen ser protagonistas en fiestas y celebraciones. En su temática están impresos la alegría. Aquí encontramos rumba, alegrías, tanguillos, sevillanas o bulerías.
Se trata de un género que cuentan con gran complejidad, por lo que no es tan fácil realizar una clasificación que sea de lo más exhausta. Sin embargo, cualquiera que haya vivido el flamenco en Sevilla sabe que durante los espectáculos siempre está presente el sentimiento y el arte. Siendo por tanto un rasgo que engloba a todo el género.
A la hora de buscar lugares donde se desarrolle la expresión del género en su esencia más pura, los tablaos flamencos son unos de ellos. Contar con este tipo de espacios siempre ha sido un lujo. Los tablaos sirven para impulsar a jóvenes promesas del flamenco o pulir estilos entre aquellos que se encuentran en la búsqueda de su máxima expresión dentro del género.
A la hora de disfrutar del sur como nunca, aconsejamos la visita. En estos lugares encontrarás todo tipo de palos durante un espectáculo a disposición de los viajeros que quieran disfrutar del género.
El arte flamenco ha traspasado los límites en sí mismo, renovándose, adaptándose y creando nuevas vertientes. Es tan infinito que no es de extrañar que haya sido fusionado o servido de inspiración en otros géneros que
buscaban la innovación.
Contar con la posibilidad de ver de cerca la expresión máxima de un género musical de la mano de profesionales del sector es todo un lujo. Se trata de un género que actualmente se encuentra presente en todos los lugares del mundo, desarrollándose gracias a la pasión que despierta y los sentimientos que evoca. Aprovecha la ocasión de conocer el flamenco.