Anyone can do it de Duncan Bannatyne

Unos de mis programas favoritos de la BBC es Dragon’s Den. No sé si este programa se ha exportado todavía a España. El formato es de origen japonés pero hoy en día se emite en todo el mundo con una gran éxito entre el público. Básicamente hay un panel de cinco millonarios que empezaron sus negocios de la nada al que empresarios en busca de inversión les presentan sus proyectos. A cambio de su dinero los empresarios ofrecen un porcentaje de su negocio.

Los millonarios del programa provienen de diferentes ámbitos pero todos tienen algo en común: todos ellos empezaron con nada, nadie les regaló ni un céntimo, y ahora todos gozan de una riqueza envidiable. De entre todos ellos mi dragón favorito es Duncan Bannatyne. No creo que sea muy conocido fuera de Reino Unido (donde tiene el núcleo principal de su emporio con sus famosos centros de fitness) aparte de en Rumanía, aunque ahí es más por motivos filantrópicos que empresariales. Este escocés es directo, recto, a veces rudo, comprensible y bastante divertido. El libro del que hoy hablamos es su autobiografía Anyone can do it: My story. Un libro que inspira y alienta, muy necesarios en estos tiempos de crisis.

No siempre fueron las cosas fáciles en casa de los Bannatyne. El empresario recuerda las terribles condiciones en las que vivía juntos a sus hermanos y como sus padres no les compraban helados porque era un lujo al que no podían acceder. Cuando Bannatyne preguntaba el motivo a sus padres de por qué no podían comprar helados obtenía siempre la misma respuesta simple y lapidaria: eran pobres.
Tras pasar una temporada en la marina (que finalizó de forma drástica) el joven Bannatyne empieza su primer negocio: compra una caravana para vender helados. Los que estéis familiarizados con el mundo anglosajón conoceréis esas caravanas que van recorriendo los barrios residenciales tocando una melodía diabólica que anuncia su llegada. Entonces los niños sales a la calle a comprar sus helados. Pese a la inocencia del mercado Bannatyne pronto se empieza a dar cuenta de, uno, que hay posibilidad de progresar económicamente si uno pone el trabajo y las medidas necesarias, y dos, que la competencia siempre está dispuesta a plantar cara y no siempre de la mejor manera.

De repente Bannatyne descubre una oportunidad debido a las legislación de la Thatcher en los años 80: residencias de cuidado a las personas mayores. Esta oportunidad va a marcar su carrera, su riqueza y su modo de trabajo. Primero es hacer las cuentas por adelantado y descubrir cuál es el punto óptimos entre inversión de recursos y beneficios. Por ejemplo si necesitas una cuidadora por cada 25 camas, es más rentable tener 50 camas que 55. Este detalle a las cifras va a ser una constante en toda su carrera y una de las claves de su éxito.

Otra de las características que es un pilar básico de las empresas de Bannatyne es la realización de sus negocios con la mayor calidad posible. En el negocio de las residencias de los años 80 era común que los residentes tuvieran que compartir baño. A Bannatyne esto no le parecía unas buenas condiciones para vivir, así que decide construir su residencia poniendo en cada habitación su propio baño (o casi, en caso de la primera residencia). Su buena acción pronto se ve recompensada: sus residencias pronto tendrán listas de espera.

Una de las cosas que más llama la atención de Bannatyne es sus problemas a la hora de convencer a los bancos que le dejaran dinero, incluso con negocios que ya se habían demostrado exitosos en el pasado. El libro está escrito justo antes de la crisis financiera pero el empresario ya denuncia algunas mala praxis de la época. De aquellos polvos, estos lodos…

Tras recorrer toda su carrera al final Bannatyne habla de su experiencia en el programa Dragon’s Den. Esta parte recorre (o al menos en la edición que yo he leído) las primeras temporadas del programa. Desconozco si en ediciones posteriores Bannatyne habrá ampliado esta sección para satisfacer la curiosidad de los espectadores curiosos. No sólo habla de sus compañeros sino también de los negocios en los que ha invertido dinero.

Aparte de la apasionante biografía y los cotilleos del programa, lo más interesante son las pequeñas dosis de sabiduría que Bannatyne va dejando a lo largo de todo el libro. A ciertas cosas que dice con las que no estoy de acuerdo al 100%, pero bueno, la mayoría de las cosas que Bannatyne nos cuenta son muy interesante. Sobre todo para aquellos que tienen espíritu emprendedor.

Siempre se dice que España es un país de funcionarios y eso es algo que tenemos que cambiar. Además, cuando se habla de empresarios, muchas veces se habla de gente que, lejos de apostarse su propio dinero, están en consejos de administración por los estudios que han realizado. Es necesario que cada vez haya más gente en España que monten sus propios negocios. El libro de Bannatyne es una inspiración de la que muchas personas pueden benficiarse. Altamente recomendable.